Tuesday, August 30, 2005

Tema abierto: ¿Cómo mejorar el fútbol nacional?

Estuve un rato muy tentado de poner como título "El fútbol
ecuatoriano vale verga" pero eso hubiera sido poco justo, primero
sabiendo que a mí el fútbol ni me interesa, pero a casi todo el
Ecuador le grita vivas a tal o cual equipo. De todos modos, hay que exponer hechos: Desde que se creó el campeonato mundial de fútbol, si habremos
clasificado al mundial 5 veces podría estar exagerando. El famoso
hecho de la clasificación al mundial del 2002 de la mano del
Bolillo fue algo tan celebrado, endiosado y aplaudido debido a todo
el tiempo sin saber lo que era pisar estadios internacionales
dentro del verdadero juego. Y fue un hecho que sirvió para elevar
la rastrera animosidad del ecuatoriano (razones, léase documentos
anteriores) funcionando bastante bien. Dejando eso de lado, nuestro fútbol es de por sí deficiente, si sólo podemos vanagloriarnos de derrotar a Venezuela casi siempre,
y si logramos vencer al gigante Brasil o a Argentina, es comparable
a Seiya bajándose a Saga de Géminis. Y deficiente y todo, se les da
un trato a veces de reyes, cuando muchas veces los pateabolas
tienen una vida de a bolsa, repleta de vicios y si no van chuchaqui
al partido fue porque se vacilaron un café recontracargado. El principal error en el balompié nacional es NO formar cracks.

Desde pequeños. En cualquier país donde se juegue fútbol
profesionalmente se observa escuelas de fúlbol donde desde pelados
se los va puliendo, seleccionando, filtrando, entrenando y
DISCIPLINANDO. Ahí se les dice cómo entrenar, cómo pasar sus
límites, cómo comer, qué no tragar, cuándo culear, cómo jugar en
equipo, etc. Es decir que desde pequeños los jugadores estrella se
van empezando a destacar.

Para variar, aquí se lo hace a la puta mierda. Borrachos, fumones
y hasta delincuentes portan las camisetas de este u otro equipo.
Ah, y cuando es de traer a extranjeros (generalmente batracios
venidos a menos en otros países), se la pasan satisfaciendo todos y
cada uno de sus caprichos de princesa. El pelaverga dirigente del equipo va pasando por las invasiones o
los cinturones de pobreza, se va fijando en uno de esos negros
vagos peloteros, mira el que mejor patea la pelota y se lo lleva
para el equipo. Muy pocos son los que van bien formados y saben
qué responder sea ante las cámaras o sea ante el tinterillo de la
sección futbolera. Las declaraciones promedio suelen ser "Uno
juega, vea, mete el gol, pué, y luego... ahí tá, vea...". Y luego a entrenar. Y se piensa que sacarse la puta ejercitándose
basta y sobra. Cosa que van dejando a uun lado el pensamiento
estratégico, el trabajo en equipo, las relaciones personales con el
resto y las notas nutricionales y misceláneas. O sea, para los
gomeros que entiendan: Luego de sacarse la chucha ejercitándose,
sale el "crack" a zamparse una lavacara de terremoto con derrumbe
(bandera de guata, ceviche, cazuela, seco y arroz) y 4 jabas de
biela.

Y ya que el niño empieza a meter uno que otro gol y a ser vitoreado
por la hinchada, al man se le suben los humos y se cree el cachero
de Oliver Atom. Estimulado en parte por los eternos perros
locutores y comentaristas, cuyo talento para describir poéticamente
la patada golera ("...y el aliento divino insufla de avasalladora
energía la pierna del zaguero para que, cual cometa blanco surcando
el firmamento, el esférico trace con la gracia de una ballerina el
sendero al triunfo, y con un éxtasis orgásmico y sublime, acabe
estremeciendo los piolines del arco...") es imponente. Claro que
cuando pierde el equipo, los comentarios giran 180º. Ahí el
"crack" empieza a vestirse bien, a andar en carros del año, a
culear con putas de TV y a conocer la "buena vida". Bueno, algunos.
Porque a muchos otros se pueden andar partiendo la puta por 10 o 20
años fieles a su camiseta y cuando los echan del estadio porque ya
no sirve, acaban de jornaleros, cocineros o cualquier otra guevada.

Y ahí viene la siguiente huevada: Los dirigentes y dueños de
equipos. Pocos han sido buenos, dedicados a su camiseta y buscando
más que la satisfacción del equipo, la satisfacción de la hinchada.
Un oficio de dirigente de fútbol o presidente de asociación o lo
que chucha sea, significa unos bolsillos siempre llenos de billete
y una vida regalada. Veamos por ejemplo a ese parásito futbolero de Chiriboga,
enquistado desde hace décadas en la presidencia de la asociación de
futbol ecuatoriano, es uno de los culpables de la falta de progreso
de este deporte. Fue tan rata, tan hijo de puta, que se atrevió a
vender los derechos de transmisión de TODOS los partidos en Ecuador
a un canal de Cable, y tuvo el cinismo de insinuar que el que
quería ver fútbol, pues que compre cable y ya. Claro, dos reales
cuesta el servicio... Y ni que decir de tantos dueños de equipos
habidos y por haber que se festinan sueldos del que viven tantos
pateabolas, dejándolos en la miseria. Uno ve al equipo arribar, y
supone que todos llevan vidas jet-set. Pues vayan a ver dónde
viven, cómo tienen a su jermu, a sus hijos, y pregunten cuántos
meses de sueldo les adeudan sus jefecitos.

No sé si me omita algo, se los dejo a ustedes. Tanto que chillan
que dizque apoyan a la selección, tanto que el fútbol les da
motivo para reír, chupar, llorar y sacarse la chucha por saber si
es mejor Barcelona o Emelec (y otros que se sacan la chucha por
saber si es mejor Liga de Portoviejo y el Green Cross de Manta),
pues ahora piensen, si es que pueden, cómo se podría lavar la
imagen de bufones endiosados de nuestros futbolistas que, cada vez
que pisan suelo extranjero, terminan almorzando verga fresca.

VALLENATO HIJO DE REMIL PUTAS.

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